ESTA vida no es sueño; no es un sueño
que en la inconsciencia o en la fantasía
ni duerme oculto ni alza su porfía
ajeno o fiel a nuestro humano empeño.
Ni es la vida la rosa del ensueño
nuestra eterna creación de cada día,
ni la ciega la sorda ausencia fría
en la noche falaz amor sin dueño.
Amarga está la realidad afuera
con su eterna presencia dolorosa
de ineludible, mordedora fiera...
Ved aquí al mundo, sí. Junto a la rosa
también creció la espina que nos hiera;
y hay contra el sueño tierra pavorosa.
Rosas, siempre entre espinas...¡Muy bello el soneto¡
ResponderEliminarAmarga está la realidad afuera
con su eterna presencia dolorosa ...el misterio del dolor que, en nuestra concepción cristiana, lo ponemos en Cristo y se hace ligero...