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Un día
volveré. La misma sangre
cantará su latido a otra pasión.
Pero por más que quiera yo olvidarte
tú morderás mi corazón.
Tus dientes
duros y crueles
tras la tierna caricia de tu amor,
tienden sus blancos apetitos
a mi maduro corazón.
¡Sombra de
noche sin estrellas!,
tal vez olvido de mi triste voz.
Voy por el mundo sin tenerte
con este triste corazón.
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