CADA
día me quiere más mi muerte
enamorada
de mi triste vida,
y
caricia callada mi alma herida
la
gran promesa que su amor me advierte.
(¡Con
qué paso tan leve viene a verte,
oh
vida, tu secreta prometida
y
te envuelve en sus sueños, en su huida,
en
su fuga a la sombra, hacia lo inerte!)
Me
quiere más mi muerte cada día
y
corteja a mi vida moza y breve
que
seducida queda a su porfía.
Toda
mi vida es suya y no se atreve
—oh
lento amor― a hundir ya mi agonía
mientras
mi vida pide que la lleve.