AMADA ADOLESCENTE, Poemas amorosos (1944), Secreta Fuente (1948)

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¿QUÉ silencio de tristes ruiseñores
presintiendo el fluir de tu latido
tu paso sobre el alba ha precedido
y precedió tu fuga por las flores?

¿Qué río de apagados resplandores,
corriente sin espejo y sin sonido,
de la mar arrancó ese ancho mugido
por el final mortal de tus primores?

Como pájaro o mar, cual río o luna
que han llorado tu gracia abandonada
gimen todas las cosas su impotencia

pues, ni con su alto amor, pudo ninguna
embellecerte más, robarte nada,
ni detener tu huída, adolescencia.